Saturday, March 2, 2024

 





LO QUE ENGORDA NO MATA.


al como dice el título de esta casi crónica, así deciamos antes cuando ibamos a ingerir algún alimento y cuya única precaución que se tomaba con él era que no estuviera envenenado, pero ya no, pues ahora por las distintas reglas dietéticas existentes la frase es que “ LO QUE ENGORDA MATA” y producto de eso se ha desatado una crísis colectiva contra todo lo que tenga exceso de calorias, que ya practicamente, en público, da verguenza entrarle puercamente al puerco, porque se corre el riego de que se te acerquen unos cuantos nutricionístas y hasta alguien de la sociedad protectora de animales y te echen un discurso de las desventajas contra la salud que significa introducirle al cuerpo todo ese colesterol vivo que posee un cerdo y más cuando desde hace tiempo está muy de moda que todo médico que se respete como tal, lo primero que hará al usted entrar a su consulta es ordenarle un examen de laboratorio para saber como anda esa bronca en su sangre entre el colesterol  llamado bueno  y el malo.
Hoy en dia se ha determinado por la ciencia médica que es imposible que exista un ser humano que abandone la vida sanamente y por tanto algo tiene que tener ese que a llegado hasta una consulta  médica con ese pequeño dolor abdominal  y, si el futuro paciente posee un buen seguro médico, que se prepare para que le hagan todo tipo de pruebas clínicas para averiguar el origen de ese dolorcito. El cuéntame tu vida con respecto a la salud llegará hasta el de qué murió el tatarabuelo de tu tatarabuelo pues, según los advances en la rama de la medicina, casi todas las enfermedades vienen en los gen (antes se decía en la sangre). Ahora, si usted no tiene ese seguro de salud que incongruentemente es para que lo utilicen los enfermos, a lo más que va a llegar en el pronóstico clínico, al diagnóstico más certero que usted va a recibir, es que le digan que lo suyo se trata de un aire encajado o dicho popularmente, un pedo atravezado y le recetarán un par de la milagrosa barata aspirina y a ver qué pasa.
Si su problema es de sobrepeso que se le observa a simple vista por el volumen de su barriga, el doctor inmediatamente le va a enviar a hacer unos analisís clínícos para que a través de ellos poder detectar si usted padece de alguna de las tres principales enfermedades llamadas asesinos silenciosos; Colesterol, presión arterial alta y azucar en la sangre,esta última con niveles superiores a la producción de ese dulce producido por un central azucarero en plena molienda. Sobre su voluptuoso abdomen, si dichas pruebas dan negativas, el doctor va a llegar a la conclusión que la culpa de esa voluptuosidad se debe a la levadura de cerveza. Ahora bien. Si usted está pasado de peso al extremo de ser considerado obeso, el facultatívo lo va a poner en una dieta rigurosa y a hacer ejercicios que sean más fuertes que el de afeitarse cada tres dias y abrocharse los cordones de los zapatos cada dos, con la advertencia de que si sigue ese plán al pie de la letra y ayudado por sus pies por las millas que va tener que correr, poco a poco comenzará a ver los resultados que usted desea. Y ahí mismo comienza su lucha por lograr perder las 150  libras que tiene de más y que las adquirió en diez o quince años, para hacerlas desaparecer en un par de meses. Y entrarâ en ese mundo fantasioso de las llamadas pastillas milagrosas que le prometen bajar cinco kilos semanalas con solamente tomar dos diarias. Claro, si antes de comprar esa esperanza usted lee las letricas chiquitas escondidas en el anuncio podrâ leer, casi siempre con ayuda de una potente lupa con igual o más potencia que un telescopio de la NASA, que ahí le advierten que para que dicho medicamento funcione usted debe de dejar de comer como ese puerco que tanto le gusta y correr no menos de diez kilometros diariamente, si no dichas pastillas no darán ningún resultado. Por el camino en su afán de perder peso corporal se encontrará muchas ofertas dieteticas para lograr su objetivo y que realmente en la gran mayoría de los casos el único peso que le harán perder y por sacos, es el que tiene un valor de cien centavos. Pero usted sigue insistiendo y en su guerra contra las libras de más adquirirá maquinas de ejercicios, fajas quema calorias y cuanta porquería le anuncie el que se va a buscar el billete con su acumulación de grasa. A la larga, o sigue las recomendaciones médicas de bajar de peso poco a poco o termina declarandose un gordo oficial y además en bancarrota.
Lo cierto es que la obesidad puede traer consequencias graves para la salud, pero tampoco es menos cierto que hay muchisimos gordos que pasan las ocho décadas de vida y las trescientas libras de peso y aun siguen metiendo para abajo y son hasta capaz de bailar alguna música movida aunque sea de lado y aclaro que esos movimientos laterales no tienen nada que ver con lo que marca la báscula, sino para evitar que se le parta la famosa cadera que casi siempre se le parte a todos los que tienen un saquito de años o un sacón de grasa en el cuerpo y se ponen a hacer cosas no propias para la edad o el peso que se tiene aunque se pretenda esconderla con cirugias las unas y hasta con actas de nacimiento falsificadas los otros. Y finalmente. El que usted esté gordo no quiere decir que va a estar lleno de enfermedades y que debe vivir preocupado por su gordura. Y si le toca irse para donde todo el mundo irremediáblemente termina yendo, da lo mismo si se fué porque le dió una zimbumbia, sirimba,chiripiolca, patatún o  una cosa porque estaba muy gordo o muy flaco, pues estos últimos también se van cuando les toca. Lo real es que, como dice la letra de ese conocido corrido norteño llamado “El Rico Pobre” e interpretado magistralmente por Carlos y José, “para que tanto problema si de este mundo nos vamos”.

Escribe: Modesto Reyes Canto.
Arte: Karen Reyes

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