Thursday, December 20, 2012

EL DEPORTIVO




Creo que el primer sueño de un niño, después de dos o tres caidas y por las dolorosamente malas llegar a la conclusión de que nunca va a ser Supermân, es ser un buen deportista.
Recuerdo que aun siendo  muy niño en mi pais, Cuba, el deporte preferido era y lo sigue siendo la Pelota(Baseball); y no había un solo muchacho que no quisiera ser menos que el pitcher estrella del momento o el cuarto bate jonronero capaz “de llevarse la cerca” aunque estuviera a casi un kilómetro porque en dicho terreno no existía la tal cerca que había que llevarse.
Otro deporte que llamaba mucho la atención infantil, quizás para tener alguna preparación de defensa por si por el camino había que defenderse de alguien, era el boxeo; Jack Dempsey, Joe Louis, Rocky Marciano…Uno hubiera querido ser cualquiera de ellos e incluso igual o superior a algunos de los del patio, aunque para lograrlo hubiera que romperle las manos al contrario con nuestra propia cara. 
Ahora bien, yo con mi imaginatíva mente quise emular y hasta superar a todos los deportistas de la época, y en todos los deportes.
Para empezar me di a la tarea de meterme a pitcher de un equipo de barrio, un equipito de manigua visto hoy dia, con un bate de majagua mal moldeado pues tenia más curvas que las que lanzaba el pitcher contrario, tres guantes para nueve jugadores y una pelota con más esparadrapo que el que se utiliza en la emergencia de un hospital un fín de semana movido.
El terreno donde se practicaba y donde se jugaba nunca estuvo plano ni en los mapas de los que le fueron a la contraria a Colón cuando aquella jodedera teorí suya de que la tierra era como un huevo.
Lo cierto es que en el mencionado terreno había huecos hasta como para poner turbina y sacar agua. El primer dia, de un campeonato que se había armado el dia anterior, tuve la dicha-o des- de que me utilizaran como pitcher, pues el que supuestamente iba a abrir en esa deseada posición se había partido un pie, la cadera y tres costillas por una mala pisada que dió en el terreno que tal parecía  estar construido para dar dichas malas pisadas. La cuestión fué, tajantemente y sin rodeos, que me fuí o me fueron a los tres primeros”hits”con dos dobles, tres jonrones y nueve carreras que me hicieron en el mismo primer inning. Mi “maneger”se encabronó tanto conmigo que se puso de bateador contrario y también pudo recorrer las bases después de dar un batazo que se llevó hasta las cercas de los barrios vecinos.
Debo reconocer que implanté un record en mi barrio, negativo, pero record al fin…y que hasta el dia de hoy se mantiene intacto.
Después de aquel catastrófico desastre beisbolero me dediqué por entero, dia y noche y aun dormido, al basketball. Me preparé de tal forma que me sentía superior a lo que después serí  Michael Jordan en sus mejores tiempos. No había entrenamiento que no metiera cien canastas jugando en solitario. El problema fué cuando llegaron a confrontarme los cinco contrarios. Lo menos que hice fué colar la pelota dos veces en el aro enemigo y unas tres o cuatro en las gradas.
Nunca te des por vencido, reza la vieja y conocida frase, y ésa me la apliqué yo cuando deportívamente me traté de meter a boxeador. Digo “me traté”, porque de ahí no pasó el intento de un casi seis pies de estatura y un poquito mas de cien libras.
Verdaderamente en aquella época estaba tan mal cuidado que parecia una mala palabra.
“La pera!,me gritaba el entrenador.”El puching bag!”,me vovía a gritar.”Arriba a correr, a correr!.  Piernas, Piernas…!
Mueve las piernas….!Mete la barriga…! Ladea la cabeza!!! Tira la zurda, suelta la derecha!!! Esquiva, esquiva!!!
En fin, que con aquel para mi brutal entrenamiento y habiéndome enterado que a mi primer contrario le decian “patada de Mulo” por la descomunal pegada que tenía más que demostrada con algunos osados contrarios que se le enfrentaron, colgué los guantes sin haberlos estrenado. Más adelante y en mi afán de ser un deportista consagrado me dediqué a jugar balompie y como quería destacarme agarré la posición de Portero y...Para que les cuento. Ese fue mi último intento atlético deportívamente hablando. Ahora todas mis competencias en cualquier deporte, hasta los llamados extremos, las gano  viendolas por televisión; Si veo una pelea de boxeo llego a la conclusión de que yo lo hubiese hecho mejor que el que perdió y así doy mis opiniones y consejos para convertir cualquier revéz en victoria. Es cierto que como se dice “afuera del agua todo el mundo nada” pero por lo menos no se corre el riego de perder ni jugando parchís contra uno mismo. Definitivamente nunca he visto irse derrotado a un deportista de butaca sentado frente a un televisor.
Nota: Ya se puede adquirir a través de Amazón-Kindle la novela de mi autoría titulada El Diálogo de la Vagina.

 Escribe: Modesto Reyes Canto.
Arte: Karen Reyes

Thursday, December 13, 2012

EL SUBE Y BAJA


Así, como el título de esa recordada película interpretada por el genial Cantinflas, me ocurrió a mi con las libras que tenía que bajar con caracter urgente y tratar de no morir en el intento.
Todo comenzó cuando en una de esas pesas de monedas que abundan por ahí, me pesé y de acuerdo, según la tabla dietética que tenía dicha pesa, yo pesaba, por mi tamaño, dos libras de más. La máquina aquella aparte de pesarme me dijo a través de una tarjeta, lo peligroso que era estar pasado de peso y que a velocidad supersónica tenía que quitarme de encima ese exceso de grasa.También, como algo extra me dió los números de la suerte para un próximo sorteo de la lotería, pero después de mas de treinta veces de jugarlos, verdaderamente no sirvieron de nada….para ganar  algo.
Eso sí. Decidí seguir al pie de la letra las recomendaciones de que debía reducir mi peso corporal lo antes posible si no quería irme para donde irremediablemente todo el mundo se va sin deseos de ir. Lo primero que hice fué dirigirme a uno de esos lugares “milagrosos”donde venden todo tipo de pastillas, jarabes y consejos(también te los venden) para rebajar esas destructivas libras que tenía de más.
De entrada me encontré con unas pastillas que me venian, como se dice, como anillo al dedo, "rebaje de peso y recupere el pelo perdido”, así decía la propaganda pegada al pomo de dichas pastillas, y verdaderamente las dos cosas me hacian falta. En la información de “las milagrosas” como ya empecé a llamarles a aquellas pildoras, también se leía claramente “coma lo que quiera, pierda peso y vea crecer su pelo”. Sin pensarlo dos veces commencé mi plán de ataque contra la obesidad: Dos costillas de puerco, cuatro pastillas.Un bistec empanizado, tres pastillas.Una tortilla española de doce huevos y todo lo demás, seis pastillas.Tacos van y tacos vienen, nueve pastillas. Así me mantuve, por recomendación de las pastillas o del HP que las fabrica, por 21 dias y al pesarme comprobé que habia aumentado casi 15 libras y mi cabello seguía tan cayendose como siempre hasta el punto de estar pidiendo a gritos un peluquín.También pude comprobar que la tal compañía de las pastillas milagrosas se había ido del mercado asediada por cientos de demandas civiles interpuestas por una organización nombrada DGE(Defensores de Gordos Estafados).Por cierto, el pleito civil no prosperó en las cortes judiciales pues como la compañía fabricante  de las “milagrosas” milagrosamente había desparecido del mapa, no se pudo continuar con la  querella judicial y por tal motivo los gordos volvieron a ser estafados, pues la organización que los representaría se negó a devolverles el dinero que habian aportado para el litigio.
Por la parte mía como veía y comprobaba con la báscula que libras venian y libras no se iban, decidí con caracter urgente visitar un nutricionista que se anunciaba como lo máximo en hacerte desaparecer esas libras de más que pudieras tener. Este al verme y analizar mas que todo mis posibilidades económicas, digo yo, me dijo con cara de funerario: "Su caso es más grave de lo que usted se imagina y si no se atiende urgentemente es muy posible que en cualquier momento la vida lo borre de su lista”.Ya la cosa no es de “lo que no mata engorda” ahora es de que “lo que engorda mata”. Le voy a mandar a hacer una serie de analisis clínicos y según los resultados, asíserá el plan de ejercicios y dietas que debemos seguir con caracter urgente. Sin más remedio y algún temor, decidí seguir los consejos de aquel profesional de la salud experto en hacerte pasar hambre voluntariamente.
Todo los resultados de dichos analisis fueron positivos ; ni el colesterol vino alto teniendo en cuenta que  al puerco lo ataco puercamente. Al final el nutricionísta me dijo, después de decirme que hasta ahí ibamos por 840 dolares, que lo mio se podía arreglar corriendo.(Ganas no me faltaron de empezar ahí mismo cuando vi por donde iba la cuenta médica para alguien como yo que estaba sano).Corre, corre mucho diariamente. Cuatro o cinco millas como mínimo y venme a ver en treinta dias, terminó diciendome el profe.
Y corrí mas que Forrest Gump en la película del mismo nombre. Hasta durmiendo corría.Y por las carreras, estando despierto, me mordieron tres perros. Me asaltaron dos veces. Me cai tres veces en tres distintos baches y dos de la cama .Me cagaron en la cabeza cuatro pajaros y hasta un pajaro me cayó en la misma area donde me  debía caer porquería. Y a los treinta dias cuando fuí a ver al nutricionísta se comprobó que había aumentado 16 libras. Este me dijo que no entendía lo que pasaba conmigo y hasta me sugirió que mi estómago y mi metabolísmo eran casos psiquiátricos y que lo mejor que podía aconsejarme era que me declarara gordo oficial. Y seguí su consejo. Diariamente como lo que quiera y como ejercicio bruto me afeito cada tres dias y me abrocho los cordones de los zapatos una vez a la semana. ¿ Y saben qué?... sorpresívamente he rebajado hasta las dos libras que supuestamente tenía de más en mi organismo al principio de todo este sube y baja. Ahora me quieren estudiar para ver si tengo alguna enfermedad mortal, pues al parecer no es normal, como sucede con millones de flacos en el mundo, que uno coma todo lo rico que está supuesto a hacer daño y logre no subir de peso.



Autor: Modesto Reyes Canto

Arte: Karen Reyes.

Thursday, December 6, 2012

EL CHUECO


“El amor es para toda la vida…de uno de los dos”

Francisco Prieto,alias “ El Chueco”, así le decían como sinónimo de falsedad, era un individuo que vivía sin ninguna preocupación por su estado migratorio en Estados Unidos, ni por ninguna de las leyes migratorias.Su licencia de conducir era más falsa que la promesa de un político en plena campaña electoral. Su tarjeta rosa, que lo acreditaba como residente permanente del pais, era más de mentira que el cumplimiento de las promesas hechas por el mismo político después de resultar electo.Y todos esos documentos, y otros que portaba, habian sido fabricados por él, que se jactaba entre sus amistades y clientes de ser un especialista profesional en la labor de falsificar.
El Chueco, como le llamaba todo el que venía a usar sus servicios, se vanagloriaba de que jamás en un documento fabricado por él había podido ser detectada su falsificación ni por la más sofísticada computadora de inmigración.Sabía como hacer mil trucos para inventarse mil dolares en cada uno de ellos.Si usted necesitaba un número de Seguro Social falso, el Chueco, previo pago acordado se lo resolvía. Por unos dólares extras de su tarifa regular le conseguía uno de una persona ya fallecida, que antes de partir hacia donde todo el mundo se va sin querer ir, hasta sus impuestos había dejado arreglados.Si la necesidad de un cliente era obtener un permiso de trabajo, el Chueco le hacía uno de cuya autenticidad no hubiera dudado ni el mâs experto agente de inmigración.
Al Chueco era fácil llegarle. Bastaba nada más que te hiciera falta algo con olor a trampa y ahí aparecía él, como oyéndote el pensamiento.Su sicología callejera como él le llamaba a su intuición, lo hacía detectar a un ilegal, aun antes de que brincara el muro o aunque se lo presentaran como presidente de una grán corporación internacional con todos sus papeles en regla. Su campo ilegal de trabajo con los ilegales era extenso y abarcaba casi toda la rama donde se pudiera hacer algo falso,eso sí,inmigratoriamente hablando que era donde se especializaba:como certificados de nacimiento donde casi se acreditaba que el portador era más americano que la Cocacola. Licencias de conducir con todas las de la ley y bajo el nombre real del solicitante, aunque este de un auto no supiera ni de que lado se sienta el chofer. Actas de matrimonio con legítimas norteamericanas de Ohio que quizás nunca habían visitado Texas, que era donde se expedían con el nombre de su esposo, fulanito de tal e hispano por más señas, que a la larga iba a ser el beneficiario de la reclamación inmigratoria futura hecha por la americana que ciertamente no sabía que se había casado.
Al Chueco no se le escapaba nada chueco donde se pudiera buscar la “feria”como le llamaba  al dinero. Entre sus pocas amistades se comentaba que ya su fortuna debía rondar el medio millón de dólares.
Lo cierto es que durante mucho tiempo todo le marchó de maravillas.No se vió afectado su negocio ni con la cantidad de muros fronterizos que se habian levantado con la finalidad de evitar la entrada ilegal a suelo norteamericano.El se reia de eso y hasta en broma se le escuchó decir que los ilegales,su fuente de ingresos, iban a seguir entrando aunque fuera por fax o via satelite. Repito, todo le marchaba a pedir de boca al Chueco…hasta un dia.
Un dia por el pueblo donde operaba el Chueco apareció una americanita rubia de ojos extrañamente azules y en sus veinte años, con un cuerpo en el que abundaba todo lo que no sobra ni falta cuando está perfectamente bien repartido y que hacía las delicias visuales de a cuanto hombre le pasara por el lado y uno de esos fue precisamente el Chueco.
El amor, como se le da en llamar a esa atracción casi animal que nos ciega muchas veces y nos pone a hacer papelazos y que realmente casi nadie sabe como es, fué en esta oportunidad a primera vista. Desde el primer dia ambos entablaron una relación que iba a durar toda la vida…..del Chueco.
Definitivamente al Chueco le gustaba Marylín, que así se llamaba la guerita, por varias razones;las expuestas anteriormente y porque en ella veía una forma de arreglar sus papeles migratorios sin tenerlos que fabricar fraudalentemente como había hecho hasta ahora.
También y con mucho peso a favor de la relación con la muchacha, el Chueco desde el inicio comprobó que Marylín tenía la mente abierta para echarle la lucha a cualquier negocio.Y de la unión de la cama, comenzada apenas unos dias atrás dio inicio a un próspero negocio de cuanta cosa falsa existiera, hasta  billetes de cien dólares que la chica le afirmó que eran tan originales, dentro de su falsedad, que tal parecía que Benjamin Franklin en la fotografía de dichos billetes estaba tan vivo como cuando empinó el papalote y casi un rayo lo parte en dos,agregaba la muchacha en forma jocosa.
El Chueco, como buen falsificador que respeta su profesión sabía que hay algunas líneas dentro de las leyes que nunca se debían cruzar, como la de falsificar o traficar  con billetes falsos.Esto le echa encima a uno al Secret Service, cuyas únicas funciones son defender a toda costa la vida del Presidente y
perseguir la falsificación del sacrosanto dólar. No importaba que ahora se hubiera descubierto otra función de parte de algunos miembros del Sevicio Secreto y que consitía en contratar prostitutas en otros paises, exteriorizar con ellas sus brutalidades sexuales y no pagar por los servicios recibidos. De todas maneras el Chueco sabía que esa rama del gobierno federal iba a defender el dólar a como diera lugar y por tal motivo no estaba muy convencido de querer entrar en ese negocio.
Pero, poder de convencimiento que tienen las mujeres, ante la insistencia de la bella amada el Chueco se arriesgó y compró diez billetes de a cien a mitad de precio con la única condición que fuera la propia Marylín quien los llevara al banco y los cambiara.Y así se hizo. Los diez billetes fueron cambiados sin ningún problema y ante la mirada a distancia de el Chueco que fué hasta el banco con la rubia por el aquello de la desconfianza callejera.
Verdaderamente si uno miraba los billetes, incluso si les hacía cualquier prueba de las conocidas para detectar falsificaciones como las que se hacen en casi todos los negocios que trabajan con cash, se llegaba al convencimiento que los billetes habian sido emitidos por el Departamento del Tesoro.
A los primeros diez y en el mismo dia en otras instituciones bancarias, le siguieron veinte, treinta y hasta noventa y nueve de un golpe, cambiados siempre por la americanita. Esto llevó al Chueco al convencimiento de que se encontraba ante la presencia del grán negocio de su vida. Su retiro permanente a la edad de treinta y cinco años, con mucho dinero y sobre todo teniendo al lado a la que él ya llamaba “el grán amor de su vida y para toda la vida”.
Sin pensarlo dos veces le dijo a su media naranja que quería cambiar todos sus ahorros de un solo golpe:
setecientos mil dolares.La bella rubia le explicó que ella hablaría con sus proveedores, pero que tuviera en cuenta que al banco nada más que se podian llevar de un solo golpe, para no tener problemas con el IRS, 9999.00 dólares. El Chueco le dijo que el entendía pero que quería cambiarlos todos antes de que se acabaran los falsos.
Quedaron en encontrarse a las nueve en punto de la mañana del dia siguiente en un un lugar acordado. Las únicas condiciones que exigió el Chueco es que el negocio sería entre ellos dos solamente.
Y así se hizo. El intercambio se realizó tal como estaba establecido en el trato entre ellos a razón de dos por uno y todo se llevó a efecto sin ningún contratiempo. Finalizada la operación se despidieron eufóricamente con un fuerte beso y quedaron en verse tres horas mas tarde en el mismo lugar.
El Chueco casi inmediatamente después de la partida de Marylín, se dirigió directo a un banco para,como una prueba de su brillante inteligencia, cambiar unos cuantos billetes de a cien por otros de menor valor como habian hecho con las otras transaciones realizadas con anterioridad.
En cuanto el Chueco colocó el dinero en la ventanilla de cambios el empleado sospechó inmediatamente. Hizo un par de pruebas a los billetes para comprobar lo que desde que los viera había sospechado con todo y que se veian muy originales, que dichos billetes eran mâs chuecos que el Chueco.
Lo demás que sigue es lo normal en estos casos; la presencia del Servicio Secreto, el arresto del Chueco,y la acusación por falsificación de dinero, que viene siendo igual que tirarse uno en la carcel y botar la llave.
Francisco Prieto, alias el Chueco, se trató de defender y con tal de salir mejor parado de tan terrible problema que ya tenía encima, estaba dispuesto denunciar hasta su madre si ésta hubiera estado metida en el negocio de los falsos billetes.
--Mire,señor oficial—comenzó diciéndole con voz temblorosa al funcionario del Servicio Secreto que le interrogaba—Yo le puedo decir quien me dió ese dinero…digo, ese que no lo es.
--No se moleste—le contestó amable el oficial.—Nosotros lo sabemos, es decir, casi lo sabemos. Mire esta foto.
El oficial le mostró una fotografía donde se podia ver una espectacular trigueña de ojos verdes y con un grán lunar provocativo al lado derecho del labio inferior.
El Chueco miró fijamente la foto y como no reconoció en ella a Marylín,dijo enfâticamente:
--No,esa no es ella. Ella es…
El oficial no le dejó terminar la frase. Inmediatamente le mostró cinco o seis fotos más de la misma mujer,con distintas pelucas y ojos de distintos colores y le explicó que todas esas fotografías habian sido tomadas de los videos de vigilancia de distintos bancos a través de la nación donde su amada había ido a cambiar dinero.
El Chueco se dió cuenta del engaño del cual había sido objeto y solo atinó a preguntar:
--Y cómo no se daban cuenta en los bancos de la falsificación cuando era ella la que cambiaba los billetes?
--Porque todos los que ella cambiaba eran originales.Ese era el gancho para agarrar y timar a incautos como usted.
El oficial guardaba ya las fotos. Por fin agregó:
--Para su conocimiento, aunque no creo que le servirá de mucho, le diré que ella ni es americana ni estâ en sus veinte.Tiene alrededor de cuarenta años y casi que la misma cantidad de cirugías plásticas muy bien hechas. Su nombre no es Marylín,ni Tania,o Marlene o como tantos otros nombres que utiliza cuando sale a buscar victimas como usted. En los expedientes investigativos de nosotros en el Servicio Secreto la conocemos por un solo nombre: La Chueca.

Escribe: Modesto Reyes Canto
Arte:Karen Reyes.