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Después que terminé de escribir esta crónica, que espero que sea leida, me puse
a pensar( aunque alguien lo dude, a veces pienso) y me hice las siguientes
preguntas: ¿ Cómo es posible que en un pequeño cementerio, con más de150 años
de creado, hasta la fecha se han enterrado, según su publicidad, a casi cien
mil difuntos? ¿ Será que la industria funeraria, a la hora de un entierro,
aplica aquello del quítate tú para poner otro y que donde reposó fulano ahora
va a reposar mengano y mañana reposará sutano? Porque lo cierto es que, con las
pequeñas medidas geométricas que posee dicho campo santo, imagino, con bastante
lógica, que ahi no caben esa cantidad cadaveres ni aunque los hubieran
enterrados de parados. Tenebrosas estas preguntas. ¿Usted qué opina?. Y ahora,
a leer.
La
experiencia ipocandriáca siquiátrica de ml amigo Pepé, que ya la conoce todo el
que haya leido en este mismo blog algo titulado ¿ PACIENTE O CLIENTE ? y si es
que aun no lo ha leido, leala ahora mismo para que pueda entender lo que sigue.
Resulta ser que Pepé, después de la aventura--
hay que llamarle de alguna manera--, que pasó por el sistema de salud, donde
tras una serie de pruebas clínicas de toda índole, quedó demostrado que él no
tenía nada malo y si un seguro de salud muy bueno para que le cobraran por todo
lo que le hicieron, decidió, tras declararse en bancarrota, perder la casa, el
auto, el empleo, la mujer y ese magnífico seguro médico que tenía, que lo mejor
era morir y se dió a la tarea de buscar la mejor, menos dolorosa y económica
manera de largarse para el más allá o un poco más lejos, dependiendo del
impulso con que saliera de la tierra. Lo primero que hizo fué buscar
información a través de la internet y ahí encontró muchos web site, unos gratis
y otros de pago, donde con lujo de detalles le recomendaban las mejores maneras
para abandonar este, para él, mundo cruel. Para empezar, se decidió por el
conocido disparo en la sien e inmediátamente al indagar y enterarse de lo caras
que estaban las armas de fuego y darse cuenta del ruido que hace un disparo,
que provocaría que al escucharlo algún vecino llamara a los bomberos, la
ambulancia y la policía y que si no moría en el intento le iban a cobrar todos
los gastos en que hubieran incurrido todas esas agencias, desechó totalmente
esa manera de decir Goodbay. El siguiente paso fué la horca, que rapidamente
desechó por ver fotos en la internet de ahorcados y que para su gusto, todos se
veian muy feos. También manejó las posibilidades de tirarse dede la azotea de un edificio de veinte pisos para cuando se
matara quedar bien muerto, ponerse delante de un tren, cruzar la calle con los
ojos cerrados y hasta gritarle tarrú al vecino, que por más señas es boxeador y
judoka professional y que además tiene muy malas pulgas. Pero ninguna de esas
opciones le resultaron agradables. Aunque sí estaba decidido a morir, porque verdaderamente ya se sentía que estaba
muerto en vida por todo lo que había y estaba pasando.
Al
dia siguiente, comenzó en Google la busqueda de cuantos serian los costos
funerarios, para si por fin llevaba a cabo sus planes suicidas. La funeraria
más barata que se encontró lo que le ofrecía era un ataud seis pulgadas más
corto que su estatura y un hueco que en la actualidad estaba ocupado, pero le
dijeron que con su colaboración y un poco que lo empujaran, ahí podrian
acomodarlo, aunque no quedara muy comodo. Desechado totalmente la propuesta que
le hicieran los vivos que viven de los muertos, continuó su busqueda. Los precios
en otras funerarias eran como para que el muerto se volviera a morir si se
enteraba de los costos para enterrarlo; hasta los más baratos salian caros.
Hubo hasta una que le ofreció un funeral con policias que lo custodiaran y dos tipos
tocando trompeta en el cementerio, acompañados con dos docenas de llorones
profesionales y que le incluian el especial de dibujarle una sonrisa en su
rostro, para que los dolientes vieran que se habia ido feliz de este mundo y
hasta, opcional, podrian rociarle por su cuerpo cualquier tipo de sofrito, humo
de tabaco y ron, para que con el olor, los presentes en el velorio se llevaran
la idea de que su partida era un seguimiento a la gran fiesta, que ellos
piensan, usted vivió en vida. En este punto, y como verdaderamente casi no
tenía dinero, ya el morir no le estaba haciendo mucha gracia, aunque el seguir
viviendo, tampoco. Estando así las cosas, siguió su busqueda suicida, hasta que
un dia se le alumbró el bombillo y se dijo; Ya lo tengo, aquí el secreto está,
para joder a todos esos Vampiros que me
han jodido a mi, en no enfermarme y no morir hasta que no bajen los precios
fúnebres. No se como lo voy a lograr, pero por lo menos eso sí lo voy a
intentar, para que todos los pícaros que viven de los enfermos o muertos, se
mueran de hambre , porque con mi dinero no se van a seguir alimentando y mucho
menos se van a dar la grán vida a costa de mi muerte. Aunque pensándolo bien, digo yo, a Pepé no le va a resultar nada fácil cumplir la meta que se ha propuesto, porque el mundo financiero actual, que es el mismo que siempre a existido, está lleno de chupa sangre.
Escribe:
Modesto Reyes Canto.
Arte:
Karen Reyes.