Saturday, October 30, 2021

                                         CUIDADO CON LOS ENGAÑOS.

 “Si me engañas, la primera vez es culpa tuya. Si hay un Segundo engaño,la culpa será mia.( anónimo)” Todos en algún momento de nuestras vidas hemos sido engañados y no me refiero en el aspecto sentimental cuando alguna novia o esposa nos pegó los tarros y nos hizo cornudo oficial, si como dice el cuento, botamos al sofá donde la encontramos en plena revolacadera con otro y ambos demostrando sus respectivas brutalidades sexuales, y seguimos con ella. (Aunque he oido decir que para que un matrimonio funcione en plena felicidad uno de los dos tiene que estar enamorado y el otro ser infiel). . Otra grán cantidad de engaños ocurren a diario con todo lo que compramos. Las cuchillas de afeitar que antes te costaban centavos y te afeitabas con ellas hasta que ya casi por la edad no te salían pelos ( o lo que es peor , si te salen pero por la nariz, orejas y espalda porque hasta ls que tenias en el culo ya se te cayeron) ahora esas mismas cuchillas de a centavos te cuestan pesos o al cambio que este la moneda dependiendo donde vivas, nada más que te sirven para un par de afeitadas, tan así que usted se llega a preguntar si en vez de pelo a usted lo que le está saliendo en la barba es hilos de acero. Pero no amigo, lo que sucede que ya esa cuchillita no viene con el filo de antes ni con el buen metal que las fabricaban. Ahora esas cosas las poseen las cuchillas que están a la venta For a few dollars more (por unos cuantos dolares de más), como dice el título de una película interpretada por Clint Eastwood, y que usted debe comprar pagándola al precio que le pongan si es que de verdad se quiere afeitar y no dejarse la cara como si fuera un crucigráma con aquella que otrora le costaba unos kilitos prietos. El engaño nos tiene rodeados. Compra un CD o DVD y está tan bien profesionalmente hecho que usted no puede distinguir si compró un original o una copia pirateada, ni aunque el que se lo esté vendiendo tenga una pata de palo, un garfio por brazo y un parche negro en un ojo. Lo mismo ocurre cuando compra un auto, si no tiene buena vista o una buena lupa como la de Sherloc Holmes para poder leer las letras pequeñitas del contrato del vehículo que va a adquirir, le garantizo que cuando llegue la hora de reclamar por algún desperfecto en dicho auto van a salir a relucir las famosas letras minúsculas que usted firmó y donde casi siempre le dicen que eso que se rompió, que es casi siempre lo que más se rompe en un vehículo, no está protegida por la garantía del fabricante y que en el contrato está bien explícito. Eso en mi puebo le decian engaño o asalto sin mano armada, no se en el suyo. Si escucha un comercial en la radio de algo tan bueno que están vendiendo y que parece que no es verdad porque lo es, trate de tener orejas igual que las del Lobo Feroz del cuento de la Caperucita Roja para que pueda escuchar mejor e interpretar lo que al final del anuncio publicitario le va a decir el locutor del mismo a una velocidad que ni cohete en viaje para la Luna y precisamente, en ese final, es donde está la mentira de esa porquería que le están tratando de vender. Con los productos para bajar de peso ocurre lo mismo. Todos los que se anuncian les prometen bajar las doscientas libras que tiene de más en su cuerpo y que las adquirió en los últimos 15 años metiéndole puercamente al puerco, en solamente un par de meses tomando cuatro o cinco pomos del sabe Dios que rayo le están vendiendo. Aunque lo cierto es que los que lo están engañado saben que si usted no hace una dieta en firme y corre diariamente más de lo que corrió Forrest Gump en la película del mismo nombre, e imaginese si usted es de los que como ejercicio bruto que hace es el de afeitarse cada cuatro o cinco dias, el único peso válido que va a bajar es de los que lleva en la billetera pues todo lo que compró es pura mentira. Hasta con la música los cantantes nos mienten. Si a la mayoría de ellos les quitan todo el enorme sistema de audio y de luces que requieren para un concierto y los ponen a cantar a capela, cualquiera aunque tenga un oido más desafinado que violin sin cuerdas, se dará cuenta que el boleto carisimo que compró fué para escuchar a un gato(a) chillando cuando le están pisando el rabo, pues todas esas estrellas casi siempre prefabricadas, lo que tienen en sus gargantas es todas la aves de corral presentes en un palenque en dia de pelea. Ah, y esa cantante que es bien conocida por sus hermosos senos y grán trasero y que es lo que usted mira sin importarle lo que esté cantando, al final se enterará que todo lo que usted le miraba era del mismo material que usaba aquella belleza de mujer inmortalizada en la pegajosa melodía “La Engañadora. O sea, hasta en eso a uno lo engañan.(para leer más sobre el tema musical, se puede ver en este mismo blog, algo titulado NOTAS MUSICALES). Sigo. Vivimos en un constante engaño con todo lo que nos rodea, hasta en los alimentos, pues ya se han visto casos que como por arte de prestidigitación a la carne de caballo la han convertido en de res y en cualquier momento se nos hace cierto ante nuestros ojos aquello que se decía, cuando nos enterabamos que nos habian engañado, que nos habian dado gato por liebre. Por cierto, usted que me lee, alguna vez a comido liebre, pero liebre de verdad y que pueda asegurarlo?. En fin. El engaño está establecido casi que en todas partes y para no ser engañado hay que desconfiar de todo lo que nos rodea, como del Abogado que casi siempre resulta ser un tiburón de tierra. O del Médico que en cuanto se da cuenta que usted posee un seguro de salud que le cubre cualquier cosa, le envia a hacer cuantos analisis clínicos y exáménes medicos existan aunque usted hayas ido a verlo a su consulta por un callo en un dedo de la mano. ¿Y que decir de los Banqueros que con tu dinero están siempre de banquetes?.Y de las ofertas que nos llegan via telefónica, ni hablar. Nada amigos, ya hace años que las mentiras me hicieron volverme desconfiado, pero tanto, que no me creo ni el cuento ese del huevo que paró Cristobal Colón pues yo he roto cientos de docenas de ellos tratando de hacer lo mismo y lo único que he logrado es hacer un revoltillo con los embarres que he armado. Y no quiero ni hablar de los especiales que se ofertan cada semana en las tiendas de comestíbles y de otros productos que siguen el mismo patrón del engaño ; esta semana le suben el precio a todo lo que tienen hasta en un cuarenta por ciento y en la próxima como algo espectacular se lo bajan un 20 y usted cae en el engaño y piensa que lo que está comprando es tremenda ganga. A lo mejor usted no crea en nada de lo que yo escribí aqui y es posible que tenga razón, porque rodeados como vivimos de tantos engaños uno tal vez se vuelva algo paranóico y no logre distinguir a ciencia cierta cuando lo están engañando. Y con tantos Pinochos a nuestro alrededor muchas veces indetectables pues no les crece la nariz cuando dicen una mentira como al del cuento, es posible que algo se le pegue a uno y yo no voy a ser la excepción. Autor: Modesto Reyes Canto.

No comments:

Post a Comment