Friday, September 27, 2013

LA SOBRA

                                         

                                             Por el experto culinario Raspahel Calderón.



(Nota del editor del blog: No nos hacemos  responsables si alguien siguiendo las recomendaciones del experto culinario Raspahel Calderón muere por un atracón o por algún tipo de bacteria contraida en algunos de los restaurantes que el recomienda.vale)


Mi profesión dentro de la rama periodística es la crítica en el area de la gastronomía la cual elaboro realizando visitas sorpresivas a cualquier restaurante donde me siento a pedir por esa boca y después le otorgo estrellas basado en la calidad,en todo el sentido de la palabra, por el servicio recibido. Y aquí les dejo mi última visita culinaria.
Aquella noche mi estómago me pedía algo ligero. Algo distinto a las cuatro chuletas de puerco, medio caldero de potaje, un pollo entero asado y otras chucherias a las cuales casi siempre tengo acostumbrado a ese barril sin fondo que tengo en mi como deposito de alimentos. No sabía a cual de mis amistades debía llamar para que me aconsejara un buen restaurante y sobre todo que yo nunca hubiera visitado y donde me admitieran el intercambio por estrellas como hacemos casi todos los críticos gastronómicos. La última vez que salí en misión profesional, y porque tenia un hambre del carajo y no tenía dinero,visité un restaurante cuya principal característica era que te daban todos los alimentos crudos y uno tenía que cocinarlos a su gusto. Aparte que también debias de llevar tus cubiertos, la mesa y la silla si querias comer sentado. Definitivamente no queria pasar otra aventura como esa. Anteriormente otro restaurante el cual quería visitar y así lo hice, fué uno llamado “El de Enfrente”. Ese nombre tan original se lo pusieron basado en que la especialidad de la casa consiste en que cuando uno hace su pedido el camarero que le atiende cruza la calle y va al restaurante que queda al frente y le trae lo que usted ordenó, y ciertamente debo reconocer que “El de Enfrente y el que está enfrente de él, los dos cocinan tremendas porquerias. Tanto, que cuando me levanté de allí le dije al dueño que me debía tres estrellas y él, no sé porqué, me mentó hasta la madre de los tomates (quizas por utilizar un lenguaje culinario) mientras yo iba de salida: Aunque verdaderamente, a caballo regalado, no se le debe mirar el colmillo. Así, sin saber aun por cual restaurante me decidía pues ni idea tenía a donde ir, recibi una llamada de Pedrón, un gordo amigo mio y compañero de aventuras culinarias especialista en kilos vienen y kilos se quedan, que siempre estâ detras de todo sonido de cubiertos aunciando buena cena, y éste me habló de un nuevo restaurante recién abierto en el pueblo y que por nombre le pusieron “La Sobra”. Y aunque es cierto que dicho local quedaba en la parte trasera del mundo como se dice, no lo pensé dos veces y hacia allâ me encaminé con mi amigo Pedrón y toda la hambre del mundo. Llegamos a “La Sobra” a las siete en punto de la noche, horario que en otro restaurante sería de lleno total , pero en La Sobra faltaban  clientes y hasta camareros. Aunque sí se podía notar, quizás por hacerle honor al nombre del lugar, cierta abundancia de moscas y algunas que otras cucarachas y algún que otro ratón. Inmediatamente el camarero principal(y único) nos dio un grito amable para que nos sentâramos en una mesa donde ya se encontraban servidos dos platos de arroz amarillo con pollo a medio terminar. El pan que acompañaba al plato principal presentaba la marca característica de haber sido mordido con anterioridad, pero los sabores de la comida en si estaban bastante aceptables, aunque se pasó un poco de trabajo para ingerir los alimentos pues los tenedores solamente tenian dos dientes, aparte de que había que estar en equilibrio constante pues las sillas tenian nada más que dos patas y las mesas tres. Pasado un rato el empleado nos trajo un menú, que estaba medio roto, sucio y desteñido, pero que no por eso dejaba de tener una extensa lista de nombres de platos para escoger.Y empezamos a mirar los distintos números del menú. El # 1 decía no tenemos. El # 2,Se acabó hace diez dias y no tenemos ni para venderlo como sobra. El #3.No sabemos cocinarlo. Bueno, no quiero aburrir con una larga lista de cosas que verdaderamente no existian nada más que en el papel. Si me fijé en un plato en oferta que no tenía ningún señalamiento y que yo aprendí a comerlo y disfrutarlo en uno de mis viajes a México: Tacos al Pastor. Inmediatamente llamé al camarero y le hice la petición y cual no fue mi sorpresa cuando le escuché decir que el Pastor que hace los tacos verdaderamente no era uno de los que pastorea ganado sino uno religioso y que hoy no vino porque tenía que atender una boda, una communión y un entierro y por tal motivo ese alimento no estaba disponible.
Pedrón, aun con hambre, se antojó de pedir spaghetti y el camarero rapidamente fué hasta una mesa cercana y le quitó los spaghettis que estaban  comiendo cinco o seis personas del mismo plato y se los trajo a Pedrón aun humeantes. Este a su vez me los pasó a mi y puedo asegurar que estaban inigualables. Y la cantidad servida era tan abundante que aun alcanzó para pasarla a otro cliente que llegó al lugar.
Ya para finalizar,y como postre, decidimos pedir el flán duro  hecho igual que cualquier otro, pero que te lo sirven a los dos años de elaborado y que si no lo comes con precaución te puede tumbar tres o cuatro dientes a la primera mordida, porque ciertamente es más duro que la piedad de un rico.
Pasado un corto tiempo se nos acercó el camarero, que también es el cocinero, cajero y dueño del lugar y nos dejó una propina de noventa dolares.(parece que me reconoció) y eso trajo como consecuencia de que yo recomiende a “La Sobra”  como algo muy bueno para ir a saciar el apetito.
Nota: “La Sobra” estâ localizado donde el diablo dio las tres voces o en el culo del mundo. No acepta tarjetas de crédito ni billetes de más de cinco dolares como forma de pago y no se hace responsable por cualquier tipo de problemas estomacales que usted pueda sufrir al ingerir los alimentos que allí se ofertan.
*Raspahel Calderón, come ocho o nueve veces al dia por intercambio de estrellas. Tiene catorce tias y sesenta y dos primos que pueden invocar su nombre a la hora de visitar un restaurante y que ha traido como consecuencia que más de uno haya quebrado.

Escribe: Modesto Reyes Canto.
Arte: Karen Reyes

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