"Humanos hay donde quiera que los haya"
Arnaldo
Cruz había entrado a Estados Unidos como la gran mayoría de sus compatriotas:
ilegalmente, y así de ilegal se encontraba el día en que se decidió en visitar
la oficina de inmigración mâs cercana al cuartico en que vivía con toda su
familia. Solo queria conseguir un permiso de trabajo.
Algunos
amigos le habían advertido que ni lo intentara, pero si algo venía en la sangre
de los Cruz era su terquedad. Y decimos lo de la sangre porque se cuenta que
entre sus antepasados sobraban los tercos, hasta el extremo que en una oportunidad
dos tios suyos, después de una tarde de discusion interminable, se levantaron a
las tres de la mañana y mataron un cerdo solo para ver de qué lado tenía el
corazón el pobre animalito que casi seguro no estaba ni preparado
sicológicamente para ese adelanto de Nochebuena que le llegó de improviso.
La
cuestión es que Arnaldo se fue a inmigración, hizo su fila y, pasado un buen
rato, se encontraba entre cien personas que esperaban para una entrevista con
un oficial. Según se iba alargando la espera, Arnoldo se iba enterando de cosas
por él desconocidas. Así se enteró de la “forma” I-130 que sirve para reclamar
familiares. Es bueno aclarar para los que desconocen los procesos inmigratorios
como le sucedía a Arnoldo, que forma es la forma que se llama en USA a las planillas, o modelos grâficos que hay que
llenar para todo tipo de trâmite inmigratorio. Mâs adelante Arnoldo supo que
una forma con la numeración I-485 servía para solicitar la residencia
permanente. Claro estâ tenía que venir acompañada con la I-765 que escuchó
decir que era algo para obtener el permiso de trabajo. Precisamente lo que él
venía a buscar.
Siguiendo
atento a todo lo que se hablaba a su alrededor, se enteró que la llamada
planilla I-130 solamente surtía efecto si el que la avalara era ciudadano
Americano o residente permanente. Eso no le agradó. Sobre la I-485 pudo
enterarse que solamente la podían llenar los que previamente habian sido
aprobados por una petción I-130, hecha anteriormente por alguien que tuviera
derecho a hacerla. Y lo siguiente que escuchó—y aquí puso mas atención, pues
era el motivo real de su visita a Inmigración--,fue que la I-765, es decir, la
que te autoriza a partirte el lomo trabajando legalmente y que se llama Permiso
de Trabajo, solamente tenia derecho a llenarla y obtenerla alguien que se
encontrara legalmente en el país, ya fuera por una petición o porque el
solicitante había sido reclamado por algún empleador.
Ninguna
de las dos opciones le hizo gracia a Arnoldo, y se hubiera levantado de allí
enseguida si no llega a ser por su terquedad que le venía en sus raices, y su deseo de lograr
un permiso de trabajo.
Pasado
un rato, fue llamado para entrevistarse con un oficial de inmigración.
--En
qué puedo servirle?—Preguntó el funcionario Americano muy educadamente y en
perfecto español.
--Vea
pues, señor—comenzó diciendo Arnoldo.—Yo no tengo derecho a eso que llaman
I-130 porque ni soy Americano ni residente permanente tampoco.
--Muy
bien. Entonces?
--Esa
que se llama I-485 tampoco me toca, porque no me tocó la I-130.
El
Americano sonrió.
--Ahora
bien. La I-765 ,que dicen que es para que cuando trabajes no te revienten los
patrones y te paguen lo que les de su realizimas ganas, si creo que me toca, aunque
no me toque. Le cuento. Tengo cuatro hijos y una mujer que mantener y necesito
tener papeles de trabajo derechos. Y por favor, no me diga a usted que regrese
a mi país porque allí hay menos trabajo y mas gente buscândolo con el morro pegado a la tierra.
--Sea honesto. Usted estâ ilegal aquí?
--Si,señor. Le confieso. Esa es la única cosa
ilegal que he hecho en mi vida.
--Y con qué trabaja?
--Con las manos, los pies, espalda y con el
pensamiento de mi familia.
--Muy bien. Muy bien. Pero yo lo que le pregunto es
con qué documentos trabajas. Falsos?
--No,no,no.—Se apresuró a hablar Arnoldo y
agregó—Yo soy una persona mas derecha que muerto en caja y no le meto a nada
falso. Yo voy a los lugares y hablo,hablo y hablo hasta que me dan el empleo.
--Es usted terco, amigo.
--Con perdón de usted. Terco no, necesitado. Eso
sí; tercos unos tíos míos, le cuento…
Arnoldo le hizo al oficial la historia de sus tios
y el cerdo. El oficial rompió a reir como un loco.
--No se por qué dijo el funcionario todavía
riendo,--pero le voy a otorgar un permiso de trabajo por un año.
--Pos, y después de un año qué?
--No se. Viene por aquí otra vez, me hace otro
cuento de sus tios, y quién sabe: a lo mejor se va con la aprobación de una
I-485.
--Ah,pues, ya estuvo patroncito. Si la terquedad me
va a traer esos papeles, dentro de un par de meses llamo a mis tios y los pongo
a pelear diciendoles que la vaca tiene el corazón en el mero culo.
El oficial quedó riendo otra vez a carcajadas. Y
Arnoldo salió riendo también tercamente y con su permiso de trabajo en un
bolsillo.
Escribe: Modesto Reyes Canto.
Arte: Karen Reyes.
No comments:
Post a Comment