Todo parece indicar que desde que Sherlock Holmes, el famoso detective”que lo que no sabía se lo imaginaba”como diria un personaje radial creación del escritor y amigo Alberto Luberta, comenzó a aplicar en la practica sus descubrimientos para atrapar criminales, apoyado por su fiel lupa, debimos darnos cuenta que en este mundo publicitario que nos ha tocado vivir, para defenderse de los pillos, uno tendría que tener vista de aguila o una buena lupa.
Me explico: Resulta ser que en la actualidad no se puede confiar en la letra impresa, sea en prensa plana o por televisión, que le venda algo muy barato o trate, como que cuesta verdaderamente un peso y se lo estân vendiendo a diez centavos, o que le ofrezcan algún servicio casi regalado sin antes leer , o por lo menos intentarlo con el apoyo hasta de un telescopio, las letricas microscópicas que aparecerán al final del anuncio publicitario que usted acaba de leer en su parte superior. Porque en la inferior es donde radica lo verdadero de la oferta con la que lo quieren “clavar”. Basado en lo aquí planteado no resulta nada extraño encontrar un anuncio de una agencia de venta de autos, donde con letras grandes le ofrecen hasta el último modelo que aún no ha salido al mercado, con un increible cero dinero de entrada, cero cargos de financiamiento, y además le ofrecen pagarle hasta cinco mil dolares por su auto usado, aunque esté requeteusado y sea de los que van de cero a sesenta millas en tres horas y treinta minutos. Pero cuidado, al final del anuncio aparecerán las dichosas letricas chiquiticas que usted, si posee una buena lupa podrá leer y que, sin temor a equivocarnos, le dirán más o menos lo siguiente:”Esta oferta es solamente válida para todo aquel que tenga mejor crédito que un Rockefeller, y una cuenta de banco que no la puedar brincar ni un chivo”, como diría un guajiro de mi tierra.
Lo real es que dicho anuncio debió decir: si no tiene crédito o mucho dinero cachirulo(cash) ni se porte por aquí y siga con su cacharro.
En los anuncios radiales, como no existen letras chiquitas, la parte engañosa se la encargan a un locutor, una ametralladora parlante, que al final del comercial dice más de diez mil palabras en menos de diez segundos y que usted jamás las entenderá ni aunque tenga las orejas del lobo feroz, del clâsico cuento de La Caperucita Roja, que las tenía para escuchar mejor. Ahora bien. Donde si hay que tener extremo cuidado es en la publicidad relacionada con la salud donde entre otras cosas le anuncian milagrosos métodos para que esas ciento ochenta libras de más que tiene en su cuerpo pueda bajarlas en una semana: Las mismas ciento ochenta libras que adquirió en seis años entrandole puercamente al puerco entre otras cosas. Lo real es que las letricas chiquitas de ese comercial lo que dicen es, que tiene que correr 200 millas diarias y comer agua nada más y así y todo no se le garantizará nada de lo que usted espera al adquirir esos pomos de pastillas realmente elaboradas con nada creible científicamente.Y tenga mucho cuidado cuando lo vayan a operar de algo. Lea bien todo el contrato que siempre le hacen firmar antes de una operación, pues si por casualidad le operan la nariz y lo ponen a oler por el oido y al final de dicho contrato las letras chiquitas decian que el cirujano no es responsable por cualquier error que cometa durante la operación ni aun si lo manda para el más allá o un poco más lejos , usted no podrá ni demandar tratando de lograr una compensación económica y tendrâ que seguir oliendo por donde ya lo pusieron a olfatear.
Consejos? Tenga siempre a mano una lupa que sea capaz de convertir visualmente una hormiga en un elefante para que pueda leer las pequeñas letras en un contrato o en un anuncio publicitario. Sobre los anuncios radiales déjelos al Lobo Feróz y que el que le quiera hacer trampas que se busque a otro a quien comer.
Escribe: Modesto Reyes Canto.
Arte:Karen Reyes.
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