Los
dos amigos, José del Castillo y Lorenzo Amador, descansaban en un parque después
de una larga y rápida carrera huyendole a la “migra”, como le decía José, e
“inmigración” como le llamaba Lorenzo.
La
huida de José estaba justificada pues se encontraba ilegal en el país y era
mexicano de pura cepa, como siempre decía. Pero en cambio Lorenzo no. Lorenzo
era cubano, y si corría lo hacía por la costumbre de huirle a todos los
uniformes que adquiere un cubano típico, o por pura solidaridad con su
compañero de trabajo y amigo mexicano, pues también eso se ve en el mundo,
gracias a Dios. A Lorenzo la Ley de Ajuste Cubano lo libraba de cualquier
deportación; por dicha ley y porque si lo deportaran no tendría donde
aterrizar.Tras descanzar un rato, sin dejar de vigilar en todas direcciones, José se volvió a Lorenzo:
--¿ Y ahora que hago, compadre?
Si la migra me agarra me deporta, y adios a la labor. Y lo que es peor, cuate, se acaba la ayuda que le envio a mi familia en México y yo seré otra boca más para repartir el hambre.
--Tranquilo. Tú tranquilo que desde hace rato yo le estoy dando “taller”a lo tuyo. ¿ Tú sabes lo que es la Ley de Ajuste Cubano?—Preguntó Lorenzo a José.
--No jorobes, compadrito. Me va usté' a dar ahora un sermón de leyes como si fuera mero licenciado. Mire, que como dicen usted los cubanos, el horno no está para galleticas.
--No,hombre. Si te decía lo de la Ley de Ajuste Cubano es porque esa ley nos ampara a los cubanos de cualquier trámite de deportación. Es casi como si hubiéramos nacido americanos.
-- ¿ Y que tengo yo que ver con esa ley,compadre?
--Mira, José—habló Lorenzo,--si te mencioné esa ley fue porque si por aquí se aparece inmigración yo les digo que soy cubano y que dejé los papeles en casa y como ellos conocen la Ley de Ajuste , se van y me dejan en paz.
--Y yo qué—Preguntó José mirando a todas partes.
--Tú simplemente dices lo mismo. Así de fácil.
Las palabras dichas por Lorenzo a José le produjeron tanta hilaridad a éste ultimo que hasta las lagrimas se le salian. Finalmente habló:
--Pero, cuate, si a mi se me sale lo mexicano hasta por los poros. Y cuando hablo con el “quiúbele”. “el mande” y el “hijole” no necesito ni el acompañamiento de un Mariachi para quedar identificado como mexicano. Si la Migra me agarra, pos que me agarre. Pero yo soy mexicano “ajonde-per-cén” como dicen los “bolios”.
-- Pero mira que tú eres bruto, chico. No te das cuenta que en este momento, rodeado como estamos, la única forma que tienes de escapar para poder seguir trabajando y ayudando a tu familia es “echando cortina de humo”?. Lo último lo dijo Lorenzo medio encabronado.
--Estâ bien,compadrito. No te pongas bravo. Te doy la razón. Pero entiende que yo nunca podría imitar a un cubano. Ustedes caminan distinto, hablan de otro modo. Es mâs, yo creo que si a ustedes los cubanos les cortan los brazos se quedan mudos.
--Hey,hey…Frena ahí!—dijo Lorenzo haciéndose el enojado. Si me hablas mal de los cubanos yo mismo te echo la Migra y de la patada por el trasero que te van a dar vas a caer en Mexico al primer bounce.
José rió más aún con la advertencia de su amigo cubano pues sabía que este era un buen amigo.La mejor prueba había sido la carrera a su lado nada más que por ayudarlo.
--Mire,compadre—dijo por fin José ya serio—Yo le agradezco que usté' me quiera seguir ayudando, pero entienda de una vez, mi casi compadre, que a mí se me sale sin poderlo ni quererlo evitar el mexicano. De todas todas si la migra llega hasta aquí me va a agarrar a como de lugar. Yo de Cuba no se nada.Pero de todas maneras vamos a echarle la lucha. A ver,
donde nací?
--En Guanabacoa.
--Guana qué?
--Gua-na-ba-coa. Un pueblo que estâ cerca de La Habana. Y sobre todo, en cuanto te empiecen a preguntar mueve los brazos como tú dices que hacemos los cubanos.
Lorenzo no tuvo tiempo de terminar la explicación. El parque se vio rodeado por cuatro camionetas con cristales oscuros, de cuyo interior salieron rapidamente más de quince agentes de Inmigración. Uno de ellos se dirigió directamente donde se encontraban sentados los amigos.
Lorenzo tuvo tiempo aún de decirle a José en voz baja…
--Gua-na-ba-coa, La Habana. Y haz todo como yo o te deportan cabrón.
El agente llegó ante ellos y sin siquiera saludar les preguntó:
--Qué hacen acá?.
--Cogiendo fresco y haciendo una media, chico—le respondió Lorenzo sin mostrar preocupación.
-- Y yo haciendo la otra media—dijo Lorenzo moviendo los brazos por todo el parque.
--Y que es lo que pasa. Se escapó algún delincuente de prisión?—Preguntó Lorenzo.
--No, dijo el agente calándolo con Mirada experta—Buscamos ilegales; ustedes tiene papeles?.
--Yo,combatiente?.Oye eso, mi hermano..Claro, mi socio, yo soy cubiche.
El agente quedó en silencio un momento y después, lenta, muy lentamente,se volvió a José, que copiaba la postura despreocupada del cubano con pies encima del banco y todo. Finalmente le preguntó:- De donde tú eres?
--De Cuba; yo tambien soy “cubiche”.
--Ajá…De dónde en Cuba?.
--De Guanabacoa—Respondió José dispuesto a derribar todos los arboles del parque con el movimiento de sus brazos.
Lorenzo estaba encantado de ver con qué perfección José estaba imitando a los cubanos. Pero, previendo más preguntas que pudieran hacer que Lorenzo cayera del lado de allá de la frontera deportado, dijo:
--Mire,agente. Ya sé que usted estâ haciendo su trabajo buscando ilegales. Pero nosotros somos cubanos. Conoce usted la ley de Ajuste Cubano?. Esa ley nos ampara a nosotros los cubanos contra cualquier….
El agente no dejó terminar a Lorenzo.
--Sí, yo conozco esa ley. Pero déjenme hacerle una última pregunta: ustedes son cubanos de verdad?.
--Pero, chico, somos mas cubanos que la caña de azucar.
Lo anterior lo dijo Lorenzo poniéndose de pie y dandole movimiento a los brazos al hablar. José no se quedó atrás, él también se puso de pie y comenzó a mover los brazos que tal parecian que eran las helices de un avión a punto de despegar y, a hablar tan en cubano, que cualquiera le hubiera creido que nunca había salido de esa Guanabacoa donde nunca había entrado:
--Chico—decía José en pleno movimiento corporal,-Nosotros somos cubanos,cubanos, cubanos…!!!
El agente de inmigración se les quedó mirando fijamente a los dos, y finalmente les dijo a modo de despedida.
--Esta bien. Ya se ve que son cubanos de verdad. Discúlpenme y que pasen buenas tardes los dos.
Lorenzo muy alegre le dijo;-Hasta luego,agente.
Y Jose, sin dejar de mover los brazos y más alegre que Lorenzo, también se despidió del agente diciendole; Orale!
Pasado un rato y camino al centro local de detención del Departamento de Inmigración en esa ciudad, José por ilegal y Lorenzo por protegerlo, el mexicano le dijo a su amigo:
Ya nos llevó la chingada!.Gracias cubano. Pero yo te lo advertí que a mi se me salía el mexicano, cuate.
Escribe: Modesto Reyes Canto
Arte: Karen Reyes.
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