Dicen, con cierta razón, los distintos grupos étnicos que
viven por acá, (lease USA), que
nosotros los latinoamericanos o más europeadamente, los hispanoamericanos, siempre
tenemos un motivo para festejar, y que cuando no lo tenemos lo inventamos..
Que si el
cumpleaños de la tía abuela de nuestra prima tercera. Que si el aniversario de
bodas de Ramona y Ramón,( no importa que haga quince años se divorciaron y como
el divorcio fué de cada uno querer quedarse con lo que no se debía y dejarle al
otro todo lo que no se había pagado, más nunca ni se han hablado). Que si un
bautizo de cualquiera, aunque no sepa ni en que religión lo estân bautizando.
Que una primera comunión,en fin, cualquier excusa es válida para pasar una
noche revuelta. Por todo lo anterior no es de extrañar que hace algún tiempo
nos reunieramos un grupo de amigos con la finalidad de organizar una fiesta.
Eso fue
hace exactamente treinta o cuatro años.(Sí,sí.No
leyó mal: treinta o cuatro años.Eso es para evitar futuras demandas) La fecha
no se me olvida porque inexplicablemente no encontrabamos ninguna razón para
formar la bulla. Nadie se había casado por esos dias ni estaba en planes de
hacerlo.. No habian cumpleaños cercanos. No había ningún divorcio que celebrar
tirando la casa por la ventana( Particularmente yo he asistido a fiestas de
divorcios mas grandes y mejor organizadas que la de la propia boda de los que
se estaban divorciando). En fin, no había motivo aparente para poner la radio
bien alta y estar “moviendo el esqueleto” hasta las 4 de la mañana que es casi siempre la hora en que llega la
policía después de ser llamada desde la medianoche por algún vecino aburrido.
Todo
parecía indicar que a lo más que se podía aspirar, por no tener motivos rumberos
vélidos,era tomarnos una botella de cualquier cosa y, calabaza calabaza y todo
el mundo para su casa.Pero no. Alguien del grupo lanzó la idea de hacer una
fiesta bien grande tipo festival y como excusa para realizarla, extenderle una invitación a
cualquier presidente latinoamericano y ,del dicho al hecho, se procedió a
pasar las respectivas invitaciones. Casi todos contestaron a dicha invitación
de que se encontraban muy ocupados resolviendo problemas patrióticos y que por
tal motivo no pueden salir del pais. Lo cierto es que la mayoría lo que tenía
era temor de ausentarse de la patria y que estando afuera se enteraran de que
le dieron un golpe de estado y emitido una orden de captura internacional
contra él por robar fondos públicos. Estando así las cosas con los
presidentes latinos, se decidió entonces invitar al presidente de turno en la
Casa Blanca. La idea en un principio parecíó descabellada,pero, cuando “hay
deseos de fiesta no hay chivo que su cuero no pare en timbal” (Espero que esa última
frase no me lleve a un litigio con la Sociedad Protectora de Animales).
Siguiendo con la idea, y—lo que es más raro entre nosotros los latinos- puestos todos de
acuerdo, al dia siguiente se comenzaron los preparativos y las gestiones para
traer al presidente. De inicio se abrió una corporación y quedaron registrados
legalmente cuatro presidentes, seis vices, doce secretarios y quince tesoreros.
Algo asi como abundamcia de caciques y
ningún indio.
Inmediatamente
se redactó una carta para tratar de hacérla llegar personalmente al mandatario,
donde entre otras cosas, se le pedía que, al recibirla le prestara atención y no
que le agarrara para practicar basketball tirandola al cesto de la basura.. En
ella se le decía que aceptara dicha invitación y que tuviera en cuenta para no
rechazarla, el merengue de Santo Domingo,la hermandad de los argentinos y
chilenos, el taco y la tequila de Mexico, la Salsa de Puerto Rico y por ahí para allâ le señalamos
muchas cosas por la que se destacan otros paises del area,incluyendo la
honradez de muchos presidentes latinoamericanos y, sobre todo, lo peligroso que
es electoralmente cuando a un cubano le da por hablar porquería y que sabiamos
que con el tiempo él se iba a volver a reelegir cuantas veces se lo permitiera
la constitución y nuestro voto en general tendría mucho peso. Y también nuestra lengua.
Pasados
quince dias recibimos una contestación de la Casa Blanca, donde se nos decía
que el presidente estaba muy ocupado tratando de acabar algunas guerras y comenzar
otras y que por tal razón no podía asistir a nuestra fiesta y que nos deseaba
que la pasaramos bien. Aquello nos cayó como un balde de agua fria y no porque
nos lo hubieran tirado por haber ganado algún campeonato deportivo.
Inmediatamente organizamos una reunión de emergencia y acordamos por votación
unánime (otra rareza entre latinos) enviarle una nueva carta al presidente,
pero esta vez redactada en terminos amenazantes, casi como una declaración de
guerra. En ella le explicamos que en nuestro grupo había ciudadanos americanos
que aunque no sabían leer ni escribir el ingles ( y algunos ni el español) tenían
derecho a ejercer el voto y que pudieran sentirse ofendidos ante una negativa
de él y cambiarse para el otro partido, al que ya pertenecieron antes que se convirtieran en
cambiacasacas. En fin, no contestó la carta y ni nos envió a uno de esos
representantes que envian los jefes de estado o políticos en general cuando no
quieren ir a algún evento. Lo real fué que nos ignoraron. Eso sí: no nos
desanimamos y, como buenos latinos,dimos la fiesta de todos modos. Y que
fiesta…! Hasta el policía que vino a llamarnos la atención, cuando ya los gallos
estaban cantando, se quedó bailando con una indocumentada que lo único que
tenía falso eran sus papeles inmigratorios. Con decirles que el agente del
orden estaba tan emocionado con el movimiento de caderas de la ilegal que se
llevó preso al aburrido agua fiesta vecino que lo llamó.
Pero
aquella fiesta fué chiquita comparada con la que vamos a hacer en el próximo año que haya elecciones. Posiblemente pidamos permiso para cerrar la mitad de las calles del
barrio.Una parte para los bailadores y la otra para las orquestas. Y esta vez
sí tenemos motivos: Vamos a celebrar la
vez que muchos Presidentes nos tiraron a mierda!.
Escribe:
Mto.odesto Reyes Can
Arte: Karen Reyes
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