Todo comenzó por una clase que dan en décimo grado en las escuelas en USA y no se si en otros paises también.El objeto era el siguiente: a todas las hembritas de ese grado se le daría un “bebito” computarizâdo para que las chicas en edades que van de los 14 a los 16 años, se lo llevaran una noche a sus respectivas casas y darles así una lección “prâctica”de lo que es tener un bebé a esa edad. Muy bien.Muy pedagógico.Genial….
El bebé robot”(vamos a llamarle así al pequeño monstruo) viene programado para llorar cada cierto tiempo, lo suficiente como para desconciliarle el sueño a la mas profunda dormilona, a una edad en que se duerme profundo de verdad, como en un pozo sin fondo.
Rita María,una de nuestras hijas, yace unos cuantos años ,nos estuvo anunciando la llegada del bebé con el regocijo de una gallina clueca, durante semanas.
Y por fin le llego el “bebé”.A las dos en punto de la tarde le entregaron su “llorón”, uno de los nombres con los que se conocería desde ese momento en la casa.Y en la media hora que demora el trayecto de la escuela al hogar,”el malcriado”, como también se le empezó a decir al canalla electrónico, metió no se sabe ni cuantos berrinches.
El “barril sin fondo”(otro de los cariñosos apodos que se ganó en la familia) parecía que tenía cien ojos como Argos, y cien bocas como ningún otro monstruo.Cada quince minutos(que parecian diez segundos),metía el “pesao”su brete y cada vez que el “hijo de mamâ” lloraba había que cargarlo y meterle por la espalda, no una puñalada trapera(como se merecía),sino una llave para lograr que se callara y para que quedara reflejado en su computadora que la niña, (su esclava) ,que tuviera a ese “hijo de su madre”como ya le llamâbamos algunos, lo había atendido como NO se merecía.
A las diez de la noche nos fuimos a la cama todos en la casa, cada uno en sus respectivos dormitorios; Rita María en el suyo con su “bebé”.
A las seis y media de la mañana, como siempre de lunes a viernes, la despertamos y lo que salió de la puerta para afuera no fue una madre feliz y educada, sino una fiera enloquecida.El saludo mañanero de nuestra hasta entonces dulce niña fue:
---Le partí la cabeza a ese…%#@&*^!.
Sin darnos tiempo de sobreponernos al shock, nos informó que hasta se cayó de la cama con aquel “niño malo” y que, al no encontrar la llave, parece ser que lo” pisó accidentalmente” cuatro o cinco veces”pero que así y todo no logró tranquilizarlo.También nos dijo que estuvo toda la noche mete y saca llave y pensando muy seriamente en que por la parte de élla no ibamos a tener nietos por las próximas cinco o seis décadas, al no ser que se inventaran los bebés que nacieran con quince años o mâs.
Por la tarde, al regreso a casa después de la escuela, nos contó lo sucedido con sus amiguitas y sus respectivos bebés: una encerró al monstruo en el garaje de su casa y para que no la atacara la lastima votó la llave de dicho garaje hacia afuera y menos mal que por la mañana la pudo encontrar para poder devolver al “pesao”ese.
Otra le contó que el padre de élla, no del comelón, la ayudó en su desespero metiéndole un batazo por la cabeza, aunque esa defensa a favor de su hija después le costó unos cuantos cientos de dolares.
Una tercera amiguita se peleó a muerte e incluso le dijo que mâs allâ, con su novio.Otra hasta prometió meterse a monja.
De todos modos,nunca habiamos visto una lección mejor aprendida, en aquel momento, que la del bebé robot.Ahora hace falta uno para los niños respondones, para los que riegan y no recogen, para los viciosos de televisión, para los que no hacen la tarea,para…..Y otro, mâs grande y con mucha mâs potencia a la hora de llorar, para ver si se para un poco la producción de los siempre bienvenidos nietos , pues ya vamos por 20, frutos de las distintas hijas e hijos que se olvidaron,con sus respectivas parejas, del bebé robot a la hora de juntar las ganas.
Escribe: Modesto Reyes Canto.
Arte: Karen Reyes
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