Todo comenzó cuando en una esas pesas de monedas que
abundan por ahí me pesé y de acuerdo según la tabla dietética que tenía dicha
pesa, yo pesaba por mi tamaño dos libras de mâs. La maquina aquella aparte de
pesarme me dijo a través de una tarjeta, lo peligroso que era estar pasado
de peso y que por tal motivo y con caracter urgente, tenía que quitarme de encima ese exceso de grasa.También como
algo extra me dió los números de la suerte para un próximo sorteo de la lotería
pero después de mas de treinta veces de jugarlos, verdaderamente no sirvieron de
nada….para ganar algo. Eso sí, decidí seguir al pie de la letra las recomendaciones
que debian reducir mi peso corporal lo antes posible si no quería irme para
donde irremediablemente todo el mundo va sin deseos de ir. Lo primero que hice
fué encaminarme a uno de esos lugares “milagrosos”donde venden todo tipo de
pastillas, jarabes y consejos(también te los venden) para rebajar esas
destructivas libras que tenía de mâs. De entrada me encontré con unas pastillas que me
venian, como se dice, como anillo al dedo,”rebaje de peso y recupere el pelo
perdido”así decía la propaganda pegada al pomo de dichas pastillas, y
verdaderamente las dos cosas me hacian falta. En la información de “las
milagrosas” como ya empecé a llamarles a aquellas pildoras, también se leía
claramente “coma lo que quiera, pierda peso y vea crecer su pelo”. Sin
pensarlo dos veces commencé mi plân de ataque contra la obesidad: Dos costillas
de puerco, cuatro pastillas. Un bistec empanizado, tres pastillas. Una tortilla
española de doce huevos y todo lo demas, seis pastillas. Cuatro tacos al pastor, medio pomo de pastillas. Así me mantuve, por
recomendación de las pastillas o del hijo de la gran puta que las fabrica, por 21 dias y al
pesarme comprobé que habia aumentado casi 15 libras y mi cabello seguía tan
cayendose como siempre hasta el punto de estar pidiendo a gritos un
peluquín.También pude comprobar que la tal compañía de las pastillas milagrosas
se había ido del mercado asediada por cientos de demandas civiles interpuestas
por una organización nombrada DGE(Defensores de Gordos Estafados). Por cierto, el
pleito civil no prosperó en las cortes judiciales pues como la compañía
fabricante de las “milagrosas” había
desparecido del mapa no se pudo continuar con la querella judicial y por tal
motivo los gordos volvieron a ser estafados pues la organización que los
representaría se negó a devolverles el dinero que habian aportado para el
litigio.
Por la parte mía como veía y comprobaba con la báscula que
libras venian y libras no se iban, decidí con caracter urgente visitar un
nutricionísta que se anunciaba como lo mâximo en hacerte desaparecer esas
libras de mâs que pudieras tener. Este al verme y analizar más que todo mis
posibilidades económicas, digo yo, me dijo con cara de funerario:”su caso es más
grave de lo que usted se imagina y si no se atiende urgentemente es muy posible
que en cualquier momento la vida lo borre de su lista”.Ya la cosa no es de “lo
que no mata engorda” ahora es de que “lo que engorda mata”.Le voy a mandar a
hacer una serie de analísis clínicos y según los resultados asi serâ el plan de
ejercicios y dietas que debemos seguir. Sin más remedio y mucho temor por lo que me había dicho el experto, decidí seguir los consejos de aquel profesional de la salud y maestro en
hacerte pasar hambre voluntariamente.Todo los resultados de dichos analisis fueron positivos . Ni el colesterol vino alto teniendo en cuenta que al puerco lo ataco puercamente. Al final el Nutricionista me dijo, después de decirme que hasta ahí ibamos por 840 dolares, que lo mio se podía arreglar corriendo.(ganas no me faltaron de empezar ahi mismo cuando vi por donde iba la cuenta médica para alguien como yo que estaba sano).Corre, corre mucho diariamente cuatro o cinco millas como mínimo y come lo menos que puedas y venme a ver en treinta dias,terminó diciendome el Profe.
Y pasé hambre como la pasaría cualquiera que no tiene nada que comer, y corrí más que Forrest Gump en la película del mismo nombre. Hasta durmiendo corría.Y por las carreras me mordieron tres perros. Me asaltaron dos veces. Me cai tres veces en tres distintos baches y dos de la cama . Me cagaron en la cabeza cuatro pajaros y hasta un pajaro me cayó en la misma area donde estaba supuesta a caer la porquería. Y a los treinta dias cuando fui a ver al nutricionista se comprobó, a través de una simple operación de pesarme, que había aumentado 16 libras. Este me dijo que no entendía lo que pasaba conmigo y hasta me sugirió que mi estómago y mi metabolísmo eran casos siquiâtricos y que lo mejor que podía aconsejarme era que me declarara gordo oficial. Y seguí su consejo. Diariamente como lo que quiera y como ejercicio bruto me afeito cada tres dias y me abrocho los cordones de los zapatos una vez a la semana.Y saben qué? Sorpresivamente he rebajado las dos libras que supuestamente tenía de más en mi organismo y hasta las demás que había adquirido cuando estaba en plan dieta. Ahora me estân estudiando para ver si tengo alguna enfermedad mortal pues al parecer no es normal,como sucede con millones de flacos en el mundo, que uno coma todo lo rico que está supuesto a hacer daño,y logre NO subir de peso.
Escribe: Modesto Reyes Canto.
Arte: Karen Reyes.
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