La
frase que titula esta crónica ( o como los eruditos en la materia le quieran
llamar) la hemos escuchado en otras oportunidades,
cuando en el arreglo de algo las cosas nos han salido al revés, sobre todo
en lo referente a enfermedades , a las cuales casi siempre las empezamos a
tratar con recomendaciones dadas por otros, con muy buenas intenciones, pero
muchas veces sin ningún apoyo científico en el mundo de la medicina.
Aunque, con el apoyo de ello, el remedio, por los efectos
secundarios o colateres que tienen los medicamentos que nos recetan, a veces
resultan peor que la enfermedad que pretenden curarnos. Me explico.
No hace mucho fui a una consulta médica, de esas
que citan a todos los pacientes a la misma hora, para hacerme un chequeo de
rutina, por mi edad, porque si fuera joven por allí ni me portaba, y quedé asombrado al escuchar a algunos pacientes explicando las reacciones adversas
que le habian producido las supuestas medicinas que el Doctor les recetó en
visita anterior. Una señora, entrada en años y casi lista para salir de todos
ellos, comentó que la medicina para la diabetes que le había recetado el
Galeno, le había dado un no se que con no se cuanto, que la tenia al borde de
irse para el más allá o un poco más lejos, pues se sentía morrir con los
efectos secundarios, que pueden cusas y con ella si pudo, dicho medicamento.
Otro señor, con cirugia plastica y peluquín
incluido ( aclaro esos detalles porque no pude aclarar la edad de él) manifestó
que lo que le había recetado el Médico, para su problema de entreñimiento, le había causado que a cada rato le dieran
unas chiripiolcas, precisamente cuando se sentaba en la taza del inodoro y que producto de eso, que
la porquería, por aquella mierda que estaba tomando, se regaba por todo el
baño.
El problema de otra señora en la sala de espera,
(esperando como todos los que allí estabamos citados para la misma hora, y que
muchas veces trae como consecuencia que alguno se encabrone de tal manera, que
termina con un ataque cardiáco que le convierte el pequeño problema de salud
que padece, en una urgente operación de corazón abierto) era que la medicina
que estaba tomando para bajar la presión arterial, le había destruido el
higado, un riñon y las relaciones sexuales con su esposo y que producto de eso,
el marido se le fue con otro hombre.( en lo particular no creo que la medicina
haya tenido que ver con la partida del marido causado por un efecto secundario).
El próximo en hablar fue un hombre que también se declaró diabético y con más azucar en la sangre que central azucarero en plena
molienda. Explicó que en la actualidad y así se anuncian en cuanto medio de
comunicación exista, han aparecido gran cantidad de medicamentos, supuestamente
milagrosos para curar ese mal o por lo menos controlarlo. Pero, su duda y era a
lo que venía para consultar con el Doctor, es que en dichos anuncios
publicitarios se dicen los peligrosos daños colaterales que pueden producir el
consumo de los mismos, algunos de ellos, tal como él lo explicó, capaces de
enviar a cualquiera para el barrio los boca arriba y sin necesidad de que un médico certificara su muerte.Sí la cosa era así, agregó
el hombre, no renunciaría a seguir siendo tan dulce como hasta ahora lo era.
Otro individuo, con impotencia masculina declarada
y que según él era su esposa la que más la sufría, querí averiguar con el
Médico que tan efectiva era la bombita que muchos hombres se colocan para
evitar tomar Viagra o cambiar de mujer, que dicen que eso funciona mejor que la conocida pastilla Eso sí, dejó en claro que tenian que
aclararle, antes de ponersela, la efectividad de la misma y muy importante, si
después de puesta en ningún aeropuerto lo iban a confundir con uno de esos
terrorístas suicidas que andan por ahí con cinturones cargados de explosívos.
Así las cosas, llegué a la conclusion que cuando
entrara a ver al Doctor, no iba a permitir, si era necesario aunque sea para sacarle dinero al seguro de salud, que este me recetara algo que
viniera acompañado con efectos secundarios, porque no quería que el remedio
fuera peor que la enfermedad.
Nada: Al paso que vamos hay que hacer planes para
tratar de morir sanamente.
Escribe: Modesto Reyes Canto.
Arte: Karen Reyes.
No comments:
Post a Comment