“El amor es para toda la vida…de uno de los dos”
Francisco Prieto,alias “ El Chueco”, así le decían como sinónimo
de falsedad, era un individuo que vivía sin ninguna preocupación por su estado
inmigratorio en Estados Unidos, ni por ninguna de las leyes inmigratorias.Su
licencia de conducir era mas falsa que la promesa de un político en plena
campaña electoral. Su tarjeta rosa que lo acreditaba como residente permanente
del pais era mâs de mentira que el cumplimiento de las promesas hechas por el
mismo político después de resultar electo.Y todos esos documentos, y otros que
portaba, habian sido fabricados por él, que se jactaba entre sus amistades y
clientes de ser un especialista profesional en la labor de falsificar.
El Chueco, como le llamaba todo el que venía a usar sus
servicios,se vanagloriaba de que jamâs un documento fabricado por él había
podido ser detectada su falsificación ni por la mas sofísticada computadora de
inmigración.Sabía como hacer mil trucos para inventarse mil dolares en cada uno
de ellos.Si usted necesitaba un número de Seguro Social falso,el Chueco,previo
pago acordadose lo resolvía.Por unos dólares extras de su tarifa regular le
conseguía uno de una persona ya fallecida, que antes de partir hacia donde todo
el mundo se va sin querer ir, hasta sus impuestos había dejado arreglados.Si la
necesidad de un cliente era obtener un permiso de trabajo,el Chueco le hacía
uno de cuya autenticidad no hubiera dudado ni el mâs experto agente de
inmigración.
Al Chueco era facil llegarle. Bastaba nada mâs que te
hiciera falta algo con olor a trampa y ahí aparecía él como oyéndote el
pensamiento.Su sicología callejera como él le llamaba a su intuición lo hacía
detectar a un ilegal, aun antes de que brincara el muro o aunque se lo
presentaran como presidente de una grân corporación internacional con todos sus
papeles en regla. Su campo ilegal de trabajo con los ilegales era extenso y
abarcaba casi toda la rama donde se pudiera hacer algo
falso,eso sí,inmigratoriamente hablando que era donde se
especializaba:certificados de nacimiento donde casi se acreditaba que el
portador era mas americano que la Cocacola. Licencias de conducir con todas las
de la ley y bajo el nombre real del solicitante aunque este de un auto no
supiera ni de que lado se sienta el chofer. Actas de matrimonio con legítimas
norteamericanas de Ohio que quizâs nunca habían visitado Texas,que era donde se
expedían con el nombre de su esposo, fulanito de tal e hispano por mâs señas,que
a la larga iba a ser el beneficiario de la reclamación inmigratoria futura hecha
por la americana que ciertamente no sabía que se había casado.
Al Chueco no se le escapaba nada chueco donde se pudiera
buscar la “feria”como le llamaba al
dinero. Entre sus pocas amistades se comentaba que ya su fortuna debía rondar el
medio millón de dólares.
Lo cierto es que durante mucho tiempo todo le marchó de
maravillas.No se vió afectado su negocio ni con la cantidad de muros fronterizos
que se habian levantado con la finalidad de evitar la entrada ilegal a suelo
norteamericano.El se reia de eso y hasta en broma se le escuchó decir que los
ilegales,su fuente de ingresos,iban a seguir entrando aunque fuera por fax o
via satelite. Repito,todo le marchaba a pedir de boca al Chueco…hasta un dia.
Un dia por el pueblo donde operaba el Chueco apareció una
americanita rubia de ojos extrañamente azules y en sus veinte años,con un cuerpo
en el que abundaba todo lo que no sobra ni falta cuando estâ perfectamente bien
repartido y que hacía las delicias visuales de a cuanto hombre le pasara por el
lado y uno de esos fue precisamente el Chueco.
El amor,como se le da en llamar a esa atracción casi
animal que nos ciega muchas veces y nos pone a hacer papelazos y que realmente
casi nadie sabe como es,fué en esta oportunidad,a primera vista. Desde el primer
dia ambos entablaron una relación que iba a durar toda la vida…..del Chueco.
Definitivamente al Chueco le gustaba Marylín,que asi se
llamaba la gringuita,por varias razones;las expuestas anteriormente y porque en
ella veía una forma de arreglar sus papeles inmigratorios sin tenérselos que
fabricar fraudalentemente como había hecho hasta ahora.
También y con mucho peso a favor de la relación con la
muchacha,el Chueco desde el inicio comprobó que Marylín tenía la mente abierta
para echarle la lucha a cualquier negocio.Y de la unión de la cama,comenzada
apenas unos dias atras dio inicio a un próspero negocio de cuanta cosa falsa
existiera hasta de billetes de cien dólares que la chica le propuso que eran
tan originales,dentro de su falsedad,que tal parecía que Benjamin Franklin en
la fotografía de dichos billetes estaba tan vivo como cuando empinó el papalote
y casi un rayo lo parte en dos,agregaba la muchacha en forma jocosa.
El Chueco, como buen falsificador que respeta su
profesión sabía que hay algunas líneas dentro de las leyes que nunca se debían
cruzar,como la de falsificar o traficar con billetes falsos.Esto le echa encima a uno
al Secret Service,cuyas únicas funciones son defender a toda costa la vida del
Presidente y
perseguir la falsificación del sacrosanto dólar. No
importaba que ahora se hubiera descubierto otra función de parte de algunos
miembros del Sevicio Secreto y que consitía en contratar prostitutas en otros
paises, exteriorizar con ellas sus brutalidades sexuales y no pagar por los
servicios recibidos. De todas maneras el Chueco sabía que esa rama del gobierno
federal iba a defender el dólar a como diera lugar y por tal motivo no estaba
muy convencido de querer entrar en ese negocio.
Pero, poder de convencimiento que tienen las mujeres, ante
la insistencia de la bella amada el Chueco se arriesgó y compró diez billetes
de a cien a mitad de precio con la única condición que fuera la propia Marylín
quien los llevara al banco y los cambiara.Y así se hizo. Los diez billetes
fueron cambiados sin ningún problema y ante la mirada a distancia de el Chueco
que fué hasta el banco con la rubia por el aquello de la desconfianza
callejera.
Verdaderamente si uno miraba los billetes, incluso si les
hacía cualquier prueba de las conocidas para detectar falsificaciones como las
que se hacen en casi todos los negocios que trabajan con cash, se llegaba al
convencimiento que los billetes habian sido emitidos por el Departamento del
Tesoro.
A los primeros diez y en el mismo dia en otras
instituciones bancarias, le siguieron veinte, treinta y hasta noventa y nueve de
un golpe, cambiados siempre por la americanita. Esto llevó al Chueco al
convencimiento de que se encontraba ante la presencia del grân negocio de su
vida. Su retiro permanente a la edad de treinta y cinco años, con mucho dinero y
sobre todo teniendo al lado a la que él ya llamaba “el grân amor de su vida y
para toda la vida”.
Sin pensarlo dos veces le dijo a su media naranja que
quería cambiar todos sus ahorros de un solo golpe:
setecientos mil dolares.
La bella rubia le explicó que ella hablaría con sus
proveedores pero que tuviera en cuenta que al banco nada mas que se podian
llevar de un solo golpe, para no tener problemas con el IRS,9999.00 dólares. El
Chueco le dijo que el entendía pero que quería cambiarlos todos antes de que se
acabaran.
Quedaron en encontrarse a las nueve en punto de la mañana
del dia siguiente en un un lugar acordado. Las únicas condiciones que exigió el
Chueco es que el negocio sería entre ellos dos solamente.
Y así se hizo. El intercambio se realizó tal como estaba
establecido en el trato entre ellos a razón de dos por uno y todo se llevó a
efecto sin ningún contratiempo. Finalizada la operación se despidieron
eufóricamente con un fuerte beso y quedaron en verse tres horas mas tarde en el
mismo lugar.
El Chueco casi inmediatamente después de la partida de
Marylín, se dirigió directo a un banco para,como una prueba de su brillante
inteligencia cambiar unos cuantos billetes de a cien.
En cuanto el Chueco colocó el dinero en la ventanilla de
cambios el empleado sospechó inmediatamente. Hizo un par de pruebas a los
billetes para comprobar lo que desde que los viera había sospechado con todo y
que se veian muy originales,que dichos billetes eran mâs chuecos que el Chueco.
Lo demâs que sigue es lo normal en estos casos, la
presencia del Servicio Secreto el arresto del Chueco,y la acusación por
falsificación de dinero,que viene siendo igual que tirarse uno en la carcel y
botar la llave.
Francisco Prieto, alias el Chueco, trató de defenderse.Con
tal de salir mejor parado de tan terrible problema que ya tenía encima,estaba
dispuesto denunciar hasta su madre si ésta hubiera estado metida en el negocio
de los falsos billetes.
--Mire,señor oficial—comenzó diciéndole con voz
temblorosa al funcionario del Servicio Secreto que le interrogaba—Yo le puedo
decir quien me dió ese dinero…digo,ese que no lo es.
--No se moleste—le contestó amable el oficial.—Nosotros
lo sabemos, es decir, casi lo sabemos. Mire esta foto.
El oficial le mostró una fotografía donde se podia ver
una espectacular trigueña de ojos verdes y con un grân lunar provocativo al
lado derecho del labio inferior.
El Chueco miró fijamente la foto y como no reconoció en
ella a Marylín,dijo enfâticamente:
--No,esa no es ella. Ella es…
El oficial no le dejó terminar la frase. Inmediatamente
le mostró cinco o seis fotos mâs de la misma mujer,con distintas pelucas y ojos
de distintos colores y le explicó que todas esas fotografías habian sido
tomadas de los videos de vigilancia de distintos bancos a través de la nación
donde su amada había ido a cambiar dinero.
El Chueco se dió cuenta del engaño del cual había sido
objeto y solo atinó a preguntar:
--Y cómo no se daban cuenta en los bancos de la
falsificación cuando era ella la que cambiaba los billetes?
--Porque todos los que ella cambiaba eran originales.Ese
era el gancho para agarrar y timar a incautos como usted.
El oficial guardaba ya las fotos. Por fin agregó:
--Para su conocimiento, aunque no creo que le servirâ de
mucho, le diré que ella ni es americana ni estâ en sus veinte.Tiene alrededor de
cuarenta años y casi que la misma cantidad de cirugías plâsticas muy bien
hechas. Su nombre no es Marylín,ni Tania,o Marlene o como tantos otros nombres que
utiliza cuando sale a buscar victimas como usted. En los expedientes
investigativos de nosotros en el Servicio Secreto la conocemos por un solo
nombre: La Chueca.
Escribe: Modesto Reyes Canto
Arte:Karen Reyes.
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